Inventario de voces
Experimento narrativo

Una exploración literaria sobre la mente, la memoria y la fractura silenciosa de la identidad humana

Psique

Un relato clínico sobre la conciencia que se desdobla

Inventario de voces es una inmersión en el pensamiento cuando pierde su forma. Ambientado en una clínica donde el tiempo se repite con precisión quirúrgica, el libro se construye como un registro de observaciones, diagnósticos y murmullos internos. La protagonista —Lía— escucha dentro de sí un coro de memorias que intentan ordenarse. A medida que avanza, el lector no asiste a una trama, sino a un proceso mental: un archivo que se escribe mientras se descompone. Cada página es una muestra de laboratorio emocional: una evidencia del intento humano de recordar quién se es.

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sentir

El lenguaje como bisturí, la emoción como síntoma

La escritura de Inventario de voces combina precisión y fiebre. Usa el tono de un expediente clínico, pero con la sensibilidad de una confesión. El texto disecciona el miedo y la lucidez con idéntica frialdad, haciendo del lenguaje una herramienta de observación y del silencio, un diagnóstico.No hay redención ni consuelo: solo la belleza de comprender que toda conciencia es imperfecta. Está escrita desde la línea fina entre control y desbordamiento, mostrando que incluso la locura tiene su gramática.

Ritmo y estructura
El libro está dividido en tres actos: Ritmo, Interferencia y Custodia. Cada uno responde a un estado mental distinto, un pulso narrativo que marca la degradación progresiva del yo. La lectura avanza como una respiración que se altera: comienza ordenada, termina febril.
Voz y fragmentación
Las voces que componen el relato no se diferencian por nombre, sino por tono y textura. Algunas son racionales, otras apenas suspiros. Esa fragmentación es el verdadero hilo conductor: el intento de organizar la mente mediante el lenguaje, aun sabiendo que el orden es imposible.
Estética y atmósfera
La prosa se mueve entre la asepsia del laboratorio y la melancolía de un recuerdo difuso. Espacios vacíos, objetos repetidos, relojes detenidos. Todo respira con lentitud controlada. La estética no busca belleza tradicional, sino verdad emocional: lo quieto que revela lo que duele.