
Un archivo de memorias visuales, objetos y silencios que habitan en mi mente
La mirada clínica transformada en lenguaje visual
Cada imagen que compone este archivo nace del intento de observar lo cotidiano con la precisión de un diagnóstico y la sensibilidad de un recuerdo. Las texturas, los colores y los objetos aquí presentes no ilustran los libros; los anteceden. Son fragmentos que la mente guarda antes de que la palabra los nombre: fotografías que piensan, superficies que sienten. En este espacio, la estética se convierte en método de estudio, y la observación, en una forma de escritura silenciosa. Todo lo que se ve —una luz, un reflejo, una grieta— tiene el mismo valor que una frase.
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Objetos que respiran dentro del laboratorio narrativo
Los objetos que aparecen en mi universo no son decorativos: son testigos.Un reloj detenido, una hoja mecanografiada, una silla vacía o una grabadora antigua conforman un inventario simbólico de la conciencia. Cada elemento conserva un pulso, una memoria, una voz que se repite. Los colecciono como si fueran piezas de una autopsia emocional: fragmentos que permiten comprender cómo se construye la identidad cuando el tiempo, la cordura o la realidad se fragmentan.Este archivo no acumula cosas: documenta ausencias.